La transición hacia una economía circular exige más que buenas intenciones: requiere herramientas tecnológicas capaces de respaldar decisiones clave en todos los niveles de gestión. Desde la planificación estratégica, pasando por la optimización táctica, hasta la ejecución operativa, es fundamental contar con soluciones que integren datos, modelos y criterios de sostenibilidad para orientar acciones concretas y efectivas.